1. ¿Cómo surgió en ti la vocación religiosa?

La vocación a la vida religiosa surgió cuando era niña. Solía asistir desde pequeña a un grupo de oración. En este grupo, solíamos alabar y bendecir al Señor. Me gustaba mucho asistir y, desde esa edad, comencé a amar a Jesús. Un día, nuestro grupo tuvo una convivencia en un colegio de religiosas y cuando miré a unas hermanas, pregunté a mi tía quiénes eran. Ella me dijo que eran esposas de Jesús y, desde ese momento, sentí el deseo de querer llegar a ser esposa del Señor.

2. ¿Cómo fue tu primer encuentro con la Congregación de Hermanas Hospitalarias?

Continuando con la historia, crecí y me gradué del colegio y no sabía qué hacer. Me gustaba la psicología y , a la vez, continuaba en mí el deseo de ser esposa de Jesús, pero no lo tenía muy claro; además, a mis padres no les gustaba la idea de que yo estudiara psicología y menos que fuese religiosa. Ellos querían que estudiara contabilidad, administración de empresas o alguna carrera por el estilo. Como no sabía qué hacer, decidí por el momento seguir estudiando en el mismo colegio costos un año más. Después me animé a trabajar; esto, gracias a una prima. Ella estaba trabajando en la Clínica Guadalupe de las Hermanas Hospitalarias (Quito). Así que me animé a trabajar allí.

El trabajo con los enfermos mentales me impactó, ya que antes de entrar a trabajar no había tenido contacto con este tipo de pacientes, y me comenzó a gustar el poder acompañarlos, ayudarlos y cuidarlos. Trabajé en la Clínica dos años y medio. En ese tiempo, sentí que el Señor me llamaba a seguirle desde el carisma hospitalario, por lo que decidí hacer un proceso de discernimiento con una hermana y después de un tiempo ingresé en la Congregación.

3. Resáltanos algunos elementos que consideres significativos en tu proceso como religiosa desde tu ingreso en la Congregación hasta el día de hoy.

Los elementos significativos que considero importante desde que ingresé en la Congregación son:

En mi proceso como religiosa ha sido y es el conocimiento profundo y el enamoramiento cada vez más de Jesús, como el único centro de mi vida. Para ello, ha sido un proceso en el cual me ha ayudado el encuentro con Él desde la oración ayuda de mis formadoras, los medios que se me han facilitado y el mismo proceso formativo.

El proceso formativo: Desde que ingresé, se me ha ayudado a crecer en todas las dimensiones (humana, cristiana, técnica, eclesial, psicológica, carismática, etc.). Esta formación la he recibido ya sea en clase o en casa como también en estudios de religiosos, universidad, seminarios y, por supuesto, en la misma vida diaria: con mis hermanas de comunidad, enfermos, colaboradores, familiares… En fin, todo me ha ayudado a crecer como persona, cristiana y hospitalaria.

Dentro de mi proceso formativo, ha sido también significativo mi proceso personal que lo asumí desde el momento que ingresé y que me ha ayudado a conocerme, aceptarme y valorarme como soy y a potenciar en mí los dones que Dios me ha dado y transmitirlo a los demás.

El compartir mi vida con los enfermos también ha sido muy importante dentro de mi proceso como religiosa. Ya que, en vez de yo darles, ellos me han dado mucho, desde su forma de ser de darse sin ningún tipo de condicionamientos y que, a pesar de sus limitaciones ya sean mentales y/o físicas, ellos viven agradecidos y alegres. Por eso, suelo decir que ellos son los que me enseñan a ser agradecida con la vida.

4. ¿Cómo estás viviendo este momento tan importante en tu vida?

Lo estoy viviendo con alegría, agradecimiento con todo y cuanto se me está dando y con la confianza de que Jesús está conmigo. Así como me llamó un día, hoy me sigue llamando y sosteniendo con su gracia y saber que si le entrego totalmente mi vida, Él va a seguir caminando conmigo.

5. ¿Qué significa para ti esta profesión perpetua?

Profesión perpetua significa ratificar mi sí ante la llamada que me hizo un día Jesús: «Ven y sígueme».

6. ¿Qué aconsejarías a los jóvenes que en estos momentos están pensando qué camino tomar en la vida?

Yo les diría que se den un tiempo para pensar en lo que realmente les apasiona, en lo que algún día soñaron ser y que se esfuercen por conseguirlo. Que para llegar a la meta hay que pasar por obstáculos pero que la meta es la recompensa.

Aunque también les diría que depende de las circunstancia, que antes de escoger un camino se detengan para ver que hay otras opciones de vida en la que se pueden sentir realizados.

Pero, sobre todo que lo más hermoso del ser humano es que descubran que hay alguien que los ama tal y como son y que siempre está a su lado, que ese gran amigo les invita a descubrir el don maravilloso de darse a los demás por amor. Que «no tengan miedo» como solía decir nuestro recordado papa Juan Pablo II, sino que se arriesguen a apostar a amar, que nunca quedarán defraudados, es más se gana el 101%

También les diría que no dejen de escuchar la invitación que les está haciendo Jesús de dejar todo por Él y seguirle totalmente a una vocación de amor y entrega ya sea por medio del matrimonio, del sacerdocio y ¿por qué no a la vida consagrada?

7. ¿Y a las postulantas y novicias?

Les digo que yo me siento feliz de ser hospitalaria. Confieso que sí que me costó dejar a mi familia, trabajo, país… pero fue mayor la alegría de seguir a Jesucristo y, aunque en mi proceso formativo tuve momentos de oscuridad, mayores han sido los momentos de alegría que tengo en mi vocación religiosa hospitalaria.

8. ¿Qué desafíos tiene la Congregación en tu país de origen?

La Congregación lleva 63 años en América y numerosas hermanas hospitalarias han trabajado mucho en bien de los enfermos mentales. Todavía existe en Ecuador muchos enfermos que se encuentran sin una atención psiquiátrica adecuada, por lo que todavía es importante seguir trabajando para dar respuesta a estas necesidades.

Otro desafío sigue siendo la pastoral vocacional ya que, si queremos que nuestro carismo continúe, es importante seguir trabajando para continuar dando a conocer nuestra Congregación a las jóvenes que sientan el deseo de seguir a Jesús desde nuestro carisma de la misericordia. De la misma forma, es importante seguir impulsando el trabajo que se viene realizando de identidad hospitalaria a los colaboradores y voluntarios para que ellos se sientan cada día más identificados con nuestros valores.

9. Dentro de la comunidad hospitalaria, ¿cuál es tu aportación específica como consagrada?

Mi aportación específica dentro de la comunidad hospitalaria es el sentirme enviada por Dios que se ha fijado en mí y me ha amado tanto con mis limitaciones y cualidades y que me ha llamado a seguirle para ser instrumento suyo para reflejo de su amor y misericordia a las personas que sufren.

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